El pasado fin de semana un buen número de "triflavis" participarón en diferentes pruebas deportivas, cada uno con un reto y unas aspiraciones diferentes.
No somos de los que valoramos las pruebas por sus distancias, desniveles ni nível de competidores, sino que valoramos el esfuerzo de cualquier deportista en cualquier prueba a la que se presenta, pero es justo reconocer que nos sentimos orgullosos cuando las competiciones son muy exigentes y alguno de nuestros "triflavis" las supera.
Los primeros en competir fueron Edu, Javi y Aiert que se enfrentaron el sábado 20 por la tarde al que probablemente sea el duatlón más duro de todos los que se disputan en la zona norte de España, el duatlón de Arrigorriaga, campeonato de Euskadi de duatlón de distancia larga, en formato 12-75-12.
Javi, Aiert y Edu en Arrigorriaga |
Hubó suerte dispar para los tres y si quereis conocer como les fue en Arrigorriaga podeís leer la crónica del blog personal de Aiert pinchando en el siguiente enlace
Por su parte, Hector y David tenían un reto mucho menos exigente, pero reto al fin y al cabo, y que superaron el Domingo 21 por la mañana en la localidad vasca de Durango, que celebraba en tal fecha su primera herri krosa, con carreras de 5 y 10 kilometros tanto en carrera a pie como en patines.
Hector batió su mejor marca en la distancia en más de un minuto deteniendo el crono en 40:38 y continúa su imparable evolución en la carrera a pie a pesar de sus molestias físicas. Mientrás que David practicamente igualó su tiempo en 10 km al mejorar en apenas 1 segundo sus 39:09 de Llodio, consolidándose ya por debajo de 40 minutos en carreras de este tipo.
Pero sin duda los protagonistas del fin de semana dentro del equipo fueron Alex y Diego, que participarón en el Ultratrail del Apuko, 84 km de durísimo y exigente trail. Nuestro compañero Alex ha tenido el detallazo de escribirnos cómo vivió él la experiencia de estrenarse en un ultratrail, a continuación incluimos su crónica para que todos disfruteis de sus vivencias.
ULTRATRAIL APUKO EXTREM
Llegaba el gran día, la fecha que llevaba varios meses rondando mi cabeza y dirigiendo mis entrenamientos. La primera ultramaratón del año. Casi nada, qué rápido se dice “la primera”.
Diego y Alex |
La preparación de la carrera comienza la tarde anterior, cuándo me planteo cuál va a ser mi uniforme de batalla. ¿Qué usar sabiendo que no te lo vas a quitar durante 85 kilómetros con casi 7.000 metros de desnivel positivo, por un terreno muy técnico que no da ni un solo momento de respiro, ni un solo momento de descanso?. ¿Estará bien la camiseta?, ¿los calcetines me harán daño?, ¿llevo suficientes barritas y geles?, ¿es mucho peso en la mochila?, las respuestas mañana.Hay que elegir y confiar en acertar.
Toca madrugar y mucho, ni más ni menos que a las tres de la mañana. A las cuatro ya está Diego preparado con sus nervios y sus ganas, sus miedos y sus ilusiones.
Recogemos dorsales y a las 6 en punto a correr. Nada más empezar veo que Diego sale lanzado entre los participantes, y un grupo lento y numeroso me corta. Ya me he quedado sólo y no llevo ni cinco minutos de carrera. Está claro que hoy toca sufrir en solitario, con mis dolores y mis fantasmas, pero la verdad es que me apetece y no me asusta.
A medida que el grupo se estira me doy cuenta que he cometido el primer error de material. No comprobar bien que el frontal tiene las pilas cargadas. Tras varios tropezones, un compañero solidario se da cuenta de mi problema y me pasa unas pilas de repuesto. Salvado. Sólo las uso media hora, pero en los ultramaratones todos los factores son importantes, especialmente los que van minando la psicología.
Diego con la rodilla "tocada" |
Voy cogiendo ritmo de carrera, pero siempre muy suave, guardando mucho. Conozco el recorrido y se que no es ninguna tontería. Nos espera un día durísimo. Alguna que otra caída, muchas conversaciones con corredores de media España y sumando kilómetros y desnivel.
Van pasando los avituallamientos, y trato de comer y beber todo lo que puedo. El estómago, me está respetando, y aprovecho para retrasar en lo posible, lo inevitable. Tarde o temprano en esta distancia va a aparecer un bajón físico, lo importante es que sea lo más tardío y ligero posible.
Sigo disfrutando de mi ritmo y los pensamientos. Me doy cuenta que no tengo ni idea en qué puesto voy. Está claro que de momento no es mi objetivo. Aprovecho un punto de control y pregunto.
-”Pues vas mas o menos el 90”.
Vaya, no tenía ni idea. No le presto atención al dato, se que esto es muy largo y el ánimo y las fuerzas aún corren conmigo. Así que, vista al frente y poco a poco comienzo a pensar que va siendo hora de ver cómo estoy realmente.
Qué mejor momento para ver cómo estoy que la BRUTAL (sí, en mayúsculas), subida al Eretza. Me doy cuenta que voy muy rápido, paso gente, a mucha gente. Algunos ya están con cuerpos de ultra, es decir, zancada muy corta, poco ritmo y cansados en general.
Perfil del apuko Ultratrail extrem |
A partir de aquí comienza mi verdadera carrera y por lo tanto el auténtico sufrimiento. Ahora sí que mi ritmo es alto, necesito beber y beber mucho más. Llega el avituallamiento general, donde la organización te lleva una mochila que hemos depositado en la salida.
Momento de breve descanso. Me cambio de camiseta y de calcetines. Lleno botellines, e invento una nueva receta: macarrones con un poco de tomate en la mano derecha y un gel de naranja en la mano izquierda.
Rapidito que hay prisa, y la salida del avituallamiento tiene tela, otra subida con un desnivel increíble. No hay que agobiarse, cojo ritmo, pienso en mis cosas, y a por más corredores.
Los kilómetros pesan y mucho. De repente, lo inevitable, primer dolor serio. Y además quizás por mi culpa. Me está saliendo una ampolla en el pie izquierdo. ¿Por qué me he cambiado de calcetines si iba estupendo? Bueno el mal ya está hecho, así que a pensar en otra cosa, que esto ya no tiene solución.
Encuentro muchos momentos de soledad y mi mente se empeña en bombardearme continuamente. Trato de atraer los pensamientos positivos y alejar los negativos. De vez en cuando me acuerdo de Diego. A saber. Pienso que ojalá vaya rapidísimo, pero solo son suposiciones. Desde luego hemos entrenado bien, y si yo estoy yendo rápido, el por lo menos irá parecido.
Alex con todo el equipo |
Paso a un corredor, ya muy tocado. Apenas puede ni andar, y yo sin embargo estoy subiendo una rampa corriendo. El tío me dice que voy muy fuerte, le deseo mucha suerte. Será el kilómetro 70, cada vez queda menos.
Tengo claro que si no sucede nada extraño, cumplo mi primer objetivo; acabar de día. Me dispongo a afrontar la penúltima bajada, conozco el sitio. En breve me encontraré con el último avituallamiento al lado de un caserío, de ahí, una subida al Apuko y ya bajada para meta. Se escribe fácil, pero se que la subida al Apuko, tiene una rampa de hierba, de esas que te encienden los sóleos, así que un poco de relajación en la llegada al caserío.
Desde lejos bromeo con el del avituallamiento, y le grito que me prepare unos huevos con chorizo. Qué ironía, hace varias horas, que mi estómago me ha dicho que poca comida más me va a admitir. Así que ya he decidido, comer menos cantidad, y rezar para que sea suficiente.
Pero la carrera casi perfecta, sólo podía acabar de la forma más bonita. Veo que aparece Diego de la carpa del avituallamiento. Me comenta que va tocado de la rodilla, y que lleva un buen rato pasándolo sufriendo.
¡¡ Llegando juntos a meta !! |
La cosa está clara, toca correr juntos los últimos 10 kilómetros. Los kilómetros pasan poco a poco, pero la conversación los hace mucho más amenos. No vamos fuertes, pero no nos adelante nadie. Está claro, que el ultra, es durísimo para todos.
Tras coronar el Apuko, ya comenzamos a oír la megafonía de la meta. Los nervios afloran, el objetivo se acerca y los dolores se han quedado por el camino. Los aplausos nos empujan los últimos metros, pasamos el arco de meta y objetivo cumplido.
Los entrenos, los esfuerzos, los dolores, las caladuras, las nevadas, los madrugones, los enfados de las personas cercanas y otros aspectos que me han acompañado en los últimos meses, me han acompañado durante toda la carrera. Me han ayudado, me han animado y sobre todo me han preparado para lo que hace unos meses parecía imposible.
Grandes... |
Finalmente, y aunque sea lo menos importante en este tipo de retos, Diego y Alex terminarón en los puestos 35 y 36 de la general con un tiempo de 12horas 21 minutos. Desde aquí les felicitamos por su gesta y agradecemos a Alex que haya compartido su experiencia con nosotros...¡grandes deportistas pero más grandes personas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario